¿QUÉ PASA CON LA PARITARIA DE LA DOCENCIA UNIVERSITARIA?

Compartimos esta carta elaborada en conjunto por los sindicatos de la CONADU que sentimos la necesidad de expresar nuestra posición en esta compleja coyuntura.

Los trabajadores y trabajadoras atravesamos junto a nuestro pueblo, tiempos complejos: la pandemia, las medidas sanitarias, la inflación, pobreza y desocupación crecientes y un sistema productivo que funciona con grandes dificultades y recién empieza a recuperarse tras los embates del macrismo. En esa complejidad los sindicatos tenemos el rol de defender el salario real, defender la vida y la salud, sostener derechos, ampliarlos, y construir la correlación de fuerzas que nos permita avanzar en el marco de las luchas por la redistribución del ingreso, tal como sostenemos junto a otros en la CTA.

Apenas iniciado el nuevo gobierno, nos encontramos solidaria y materialmente haciendo frente a los padecimientos de nuestro pueblo financiando comedores populares, agitando el plan de vacunación o transformando nuestros espacios en vacunatorios o en centros de rastreo. También sostuvimos, con recursos propios y escaso apoyo pedagógico y tecnológico, la educación pública y el derecho a la universidad.

En este contexto, las paritarias salariales constituyen un elemento fundamental de esa rueda. La nuestra, sin embargo, no funciona.

El acuerdo salarial firmado en abril 2020, luego actualizado en octubre, no pudo sanear el enorme retroceso del poder adquisitivo de nuestros salarios ocurrido durante el gobierno de Macri (de hecho se retrocedió más). Parecía que el 2021 sería el año de la recuperación y recomposición salarial, para finalmente detener la pérdida de nuestro poder adquisitivo. Sin embargo, a dos meses del inicio de las negociaciones y con una importante inflación en este primer trimestre, no contamos con una oferta razonable.

Hace más de un mes que los sindicatos de base de CONADU carecemos de información básica y elemental para la toma de decisiones. Tampoco hemos sido consultados sobre alternativas u opciones del camino gremial a seguir. Esta incertidumbre fue precedida, e incrementada, por dos hechos: la noticia radiofónica en la que hace un mes nuestra Federación anunciaba una inminente firma por el 35% con características similares a la de los otros niveles educativos, seguida de una muy pobre oferta de parte del Ministerio de Educación.

Ahora, y sin ningún elemento o aporte novedoso, los sindicatos de base hemos sido por fin convocados a un Plenario de Secretarios y Secretarias Generales para decidir sobre esa negociación. Esta convocatoria imprecisa y tardía, pone en el tapete la ausencia de una mirada democrática e inclusiva de la construcción de la Federación. La carencia informativa alcanza también a los programas para la regularización de miles de docentes contratados, el de pases de ayudante a JTP, temas sobre los cuales nuestra federación ha mantenido una notable inactividad.

No se han discutido internamente ni la forma ni los tiempos de una recomposición de nuestro salario, ni cómo fortalecer nuestros sindicatos en esta etapa en la que el gobierno se ha comprometido con una política de mejora salarial, de infraestructura y de condiciones de trabajo. Ni las Universidades, cuyos saberes han fundamentado la decisión de mantener la virtualidad, ni nuestra Federación, se han adelantado a debatir sobre la conveniencia de sostener la presencialidad en nuestros colegios cuando las condiciones epidemiológicas indican lo contrario.

Seguimos aspirando a una oferta que, tal como fuera aprobado en nuestro plenario, nos asegure: no perder con la inflación, un 35% de aumento sobre el sueldo de marzo, avance en el plan de regularización de contratados y ad honorem y pase de ayudantes a JTP.

Además, en algún momento queremos continuar discusiones trascendentales como el Programa de Fortalecimiento de los Primeros Años, infraestructura educativa e informática, equipamiento docente y estudiantil, relación del número de docentes/estudiantes adecuada frente al incremento de la matrícula y la actualización de nuestro Convenio Colectivo de Trabajo.

Resulta evidente que las condiciones de hoy no son las mismas que cuando se fijó nuestro pliego de reivindicaciones el 15 de marzo pasado. Los días avanzan sin una oferta considerable y la inflación aumenta a un ritmo mayor al previsto en aquel momento. Advertimos también que, mientras nuestros cuerpos y nuestra salud son objetos en un debate público, pretender cerrar a cualquier costo una discusión salarial, solo tendrá como resultado el debilitamiento de nuestras organizaciones y la representatividad de nuestra Federación. En ese sentido, lamentamos que la carencia de información y de canales de comunicación adecuados nos impida llegar al plenario convocado para este jueves con las prácticas democráticas que caracterizan a la vida sindical en la que creemos: consultando a nuestras compañeras y compañeros para ser la cadena de transmisión de las inquietudes y los problemas, para que la CONADU sea la construcción colectiva que anhelamos. 

La CONADU es una federación de sindicatos, no solo la más grande sino la más heterogénea y representativa de las y los docentes universitarios de Argentina. La responsabilidad de conducir una organización de semejante envergadura impone la construcción de consenso político interno, comunicación fluida y atenta de una enorme cantidad de docentes y sus expectativas.