Conclusiones de la reunión de afiliades del 30 de Julio sobre la paritaria salarial
Esta paritaria nos encuentra en un contexto particular y muy adverso que nadie desconoce. La pandemia y sus efectos económicos son conocidos por todos nosotros y resulta imposible no tenerlos en cuenta. Hoy el gobierno nacional es un gobierno de coalición que sirvió para derrotar al macrismo, un objetivo que muchos docentes universitarios hemos compartido. Este gobierno se encontró al asumir hace 8 meses con una economía y un Estado en terribles condiciones. En este contexto tan poco alentador, y justamente teniendo en cuenta que se trata de un gobierno de coalición, hoy vemos con mucha preocupación ciertos avances de la derecha y los grupos económicos concentrados. Y nuestro rol como trabajadores y trabajadoras organizadas en un sindicato y una federación, es defender nuestros derechos laborales, defender el poder adquisitivo de nuestros salarios, y hacer todo esto conscientes de que también tenemos una tarea política que es evitar que esa agenda de la derecha avance y se imponga. Muchos de nosotros hemos apoyado al Frente de Todos, y muchos sentimos que la mejor forma de hacer realidad ese proyecto de país al que apostamos con el voto es cumpliendo nuestro rol como organización que defiende los derechos y los salarios de los trabajadores y las trabajadoras. Reclamar contra el congelamiento salarial y por nuestras condiciones de trabajo implica defender nuestros intereses sectoriales, y a la vez implica defender el rol del Estado para salir de esta crisis. No es posible salir de una recesión económica con medidas restrictivas, por el contrario, son necesarias medidas que estimulen la producción, el trabajo y el consumo. Y para ello es necesaria una distribución de la riqueza a través de distintas medidas, entre ellas una reforma del sistema tributario para que paguen más los que más tienen.
Las demandas acordadas en la reunión para difundir en toda la comunidad de la UNGS y llevar al próximo plenario de la CONADU pueden resumirse en los siguientes puntos:
- Apertura urgente de la paritaria salarial y nueva convocatoria a la paritaria nacional de CYMAT.
- Recomposición salarial. Esto significa recuperar el 8,5% perdido en la primera parte del año, y tener por objetivo no perder con la inflación en lo que resta del año (o en realidad hasta febrero de 2021).
- Programa interanual de recomposición para recuperar el 30% de poder adquisitivo perdido durante el macrismo. El salario del cargo testigo no puede estar por debajo de la línea de pobreza.
- Compensación por los gastos extra que tenemos al trabajar desde nuestra casa en tiempos de pandemia.
- Plan de regularización de docentes precarizados y ad honorem, muchos de ellos en las universidades del conurbano.
- Equipamiento. Al igual que lo hace la CTERA, reclamamos que el Estado como empleador nos provea de los equipamientos necesarios para realizar nuestro trabajo, les trabajadores no debemos tener que pagar por las herramientas. Más allá de eso, reclamamos junto a CONADU que los docentes universitarios seamos incluidos en el plan de financiamiento a baja tasa para comprar computadoras.
- Teniendo en cuenta que en el Acta Paritaria Nacional de CYMAT del 19 de junio se establece que “los recursos tecnológicos existentes en las universidades son puestos a disposición de las y los docentes a los efectos de facilitar el desarrollo de sus tareas en la virtualidad”, es importante que la Universidad difunda y establezca los mecanismos para que los docentes que así lo necesiten puedan disponer de estos recursos tecnológicos.
- En lo que respecta a nuestras condiciones de trabajo, reclamamos que las dispensas por tareas de cuidado sean un derecho reconocido por la paritaria nacional.
- Conformación de la paritaria local de CYMAT para abordar las condiciones laborales durante la pandemia (especialmente la sobrecarga de trabajo que implica la docencia en la virtualidad), y comenzar a discutir el protocolo de regreso a la presencialidad.
- Aumento del Presupuesto universitario. Será muy difícil plantear un regreso a la presencialidad con las condiciones adecuadas de seguridad e higiene en una universidad sin presupuesto suficiente para hacerle frente a los gastos que se deriven de la compra de barbijos, alcohol y otros insumos de limpieza.