Carta abierta a las y los estudiantes de la UNGS

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Nos encontramos de cara al inicio de un nuevo semestre de cursada en nuestra universidad.

Como sabrán, desde el gremio docente (ADIUNGS) junto a muchísimas otras organizaciones de universidades de todo el país, estamos convocando una semana de PARO TOTAL de actividades. Es imprescindible que comprendan las razones de esta medida y conozcan cómo es el estado actual de la crisis que afecta tanto a nuestra universidad como a los salarios y las condiciones de trabajo de los/as trabajadores docentes y nodocentes.

¿Cuál es la situación de las Universidades Públicas?

La educación superior argentina está afrontando una de las peores crisis presupuestarias jamás vivida. Como ustedes saben, el dinero que se le asigna a cada universidad se establece en el presupuesto de gastos que aprueba el Congreso de la Nación. Sin embargo, desde el año 2023 no tenemos ese presupuesto aprobado. Eso trae dos consecuencias muy graves para el conjunto del sistema universitario y de ciencia y técnica de nuestro país: a) El presupuesto universitario actual fue elaborado en 2022 sin tener en cuenta la evolución del índice de precios de los últimos 3 años. b) Las universidades quedamos en manos de “los aumentos” discrecionales que decida darnos el Poder Ejecutivo, incumpliendo así nuestra ley que dice que debe hacerlo el Congreso de la Nación. La incertidumbre es total y resulta muy difícil planificar actividades y sus gastos correspondientes.

El año pasado el presupuesto destinado a la educación superior fue del 0,5% del PBI. Este número ubica a nuestro país en el podio de los Estados que menos invierten en este rubro en América Latina. Sin embargo, tenemos una de las tasas de matriculación más altas de toda la región.

Los gastos de funcionamiento son los que permiten pagar la luz, comprar insumos y computadoras para los laboratorios, ofrecer becas, actividades culturales, organizar jornadas académicas, producir libros, arreglar el campus y cualquier otra actividad que sostenga y mejore el funcionamiento de nuestra universidad.
Sin ir más lejos, podemos ver lo que ocurre con el módulo 10 de la UNGS. Cuando Milei llegó a la presidencia en diciembre de 2023, ese edificio (que cuenta con aulas y laboratorios) estaba construido en un 95%. Sin embargo el gobierno nacional decidió quitar el financiamiento y hoy la obra está completamente paralizada generando un “elefante blanco” de 3 pisos que la universidad necesita y no puede utilizar. ¿Se le puede decir eficiencia a esto?

Algo similar ocurre con las becas estudiantiles: Desde fines del 2023 se descontinuaron cerca de 500.000 becas PROGRESAR y su poder adquisitivo cayó más de un 40%.

¿Qué ocurre con los salarios docentes?

Teniendo en cuenta el complejísimo contexto que acabamos de describir, vale preguntarse cómo es posible que se sostenga el funcionamiento de las universidades. La respuesta es sencilla: Las universidades siguen abiertas producto del esfuerzo que realizan sus trabajadores, docentes y nodocentes, y del compromiso de lxs estudiantes y sus familias sobrecargando sobre nuestras espaldas el ajuste que impulsa el gobierno nacional.

Pero este esfuerzo está cerca de encontrar un límite. 

Los/as docentes universitarios tenemos hoy el salario más bajo de los últimos 40 años. En este último año y medio hemos perdido casi un 40% de nuestro poder adquisitivo llevando a que, el 80% de los salarios docentes, estén por debajo de la línea de pobreza.

Las consecuencias están siendo dramáticas. Muchos/as investigadores/as están abandonando las universidades y volcándose al ámbito privado. En algunas áreas, como informática, ingeniería o química (para citar algunas), la situación es verdaderamente alarmante. Otros/as estamos recurriendo a la búsqueda de distintos empleos que complementen nuestros ingresos multiplicando las horas de trabajo, el agotamiento y la sensación de frustración. 

Les mostramos algunos números que ilustran está situación:

La mayoría de los cargos en las universidades son ayudantes de primera o JTP. Hoy un JTP que trabaja hace más de 10 años dictando clases, que cuenta con un Doctorado (máximo nivel de formación), que suma 4 cargos (o sea, alcanza las 40hs de trabajo), encuentra a comienzos de mes este valor en su cuenta:

$1.224.840 

La canasta básica para no ser considerado pobre hoy es de $1.128.398. Y tengamos en cuenta que la canasta básica no incluye en su medición el valor del alquiler.

¿Cómo sigue esto?

Sabemos que muchos y muchas de ustedes sienten cansancio y enojo por el impacto que tienen las medidas de fuerza que implica la suspensión de clases. 

En este contexto, necesitamos que comprendan que, sin exagerar, estamos en una situación límite. El gobierno decidió cortar cualquier canal de diálogo, no tenemos reuniones paritarias desde que asumió, y hace dos meses que nuestro aumento es 0. Javier Milei anunció que si es aprobada, vetará nuevamente la ley que garantiza el funcionamiento básico de las universidades (recordemos que ya fue aprobada en 2024, vetada y que ahora en 2025 cuenta con la aprobación de Diputados, vamos por el Senado). Esto no es un acto democrático sino todo lo contrario, porque el pueblo argentino valora y defiende la universidad pública. 

El gobierno dice “no hay plata”, que todos nos tenemos que sacrificar (¿acaso eso es libertad?) pero eso sencillamente no es cierto. Veamos algunos ejemplos concretos:
La semana pasada Milei y Caputo decidieron reducirle los impuestos a las grandes mineras. La plata que se pierde recaudar el Estado Nacional por esta decisión es equivalente al presupuesto anual del CONICET. 

Del mismo modo, decidieron reducir los impuestos que pagan las grandes exportadoras de productos primarios, subieron las tasas de interés para los bancos y recibieron u$s 2000 millones más del FMI. 

En contrapartida, se profundiza el ajuste en discapacidad, salud, educación y jubilaciones.  Es decir, más plata para la Sociedad Rural, los bancos y el FMI, y ajuste para el Garrahan, los/as discapacitados, las universidades y los/as jubilados/as.

Muy lejos quedaron esas promesas de campaña donde se decía que el ajuste “lo iba a pagar la casta”. 

Tal como dijimos en nuestra carta abierta de principios de año, estamos convencidos/as que la universidad y la ciencia no son ni un lujo ni un privilegio, son un derecho y una necesidad en un país como el nuestro.

Estos últimos días muchísimos/as vivimos y disfrutamos con alegría las imágenes de científicos/as explorando el fondo de nuestro lecho marino. Esos/as científicos/as son, todos y todas, formados/as en la universidad pública y pudieron desarrollar sus investigaciones gracias al financiamiento que recibieron del Estado Nacional a través del CONICET. Este trabajo es una pequeña muestra de la potencialidad y del valiosísimo aporte que puede realizar la ciencia y la técnica para el desarrollo nacional. 

Nosotros y nosotras queremos trabajar, enseñar e investigar acá. Nos formamos para eso. Queremos devolverle a la sociedad parte de lo que hizo por nosotros/as apostando por el desarrollo de las universidades públicas. 

Para ello necesitamos el compromiso y la participación de todos y todas. Por eso les pedimos”, como dijo Rodolfo Walsh: “Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance”. Charlemos con nuestras familias, amigos/as compañeros/as. Contemos lo que está pasando en nuestras universidades. Discutamos en las aulas y pasillos. Participemos de las actividades y movilizaciones. 

Paramos hoy para que la universidad siga abierta.

La Universidad pública te cambia la vida. Defendamos a la UNGS.