Enseñar y aprender en el contexto de la pandemia: algunas reflexiones

Enseñar y aprender en el contexto de la pandemia: algunas reflexiones

Desde ADIUNGS queremos compartir algunas reflexiones sobre la situación en la que nos encontramos, asumiendo que los impactos de esta pandemia y del aislamiento social obligatorio nos afecta de modos diferentes, según nuestras condiciones de vida materiales y subjetivas.

Para comenzar, debemos reconocer el carácter anormal de esta situación y la profunda incertidumbre que nos acompaña. Si empezamos por esta “verdad de perogrullo” es para remarcar que no podemos hacer “como si” estuviéramos en situaciones normales, conocidas, esperables. Es en este contexto que, como trabajadoras y trabajadores comprometidos con el derecho a la educación, estamos haciendo enormes esfuerzos para mantener la continuidad pedagógica. Aprovechamos para agradecer los esfuerzos de les trabajadores no docentes que también han sido imprescindibles para llevar adelante esta tarea.

Como ya se ha dicho en una comunicación institucional de la Secretaría Académica de la UNGS, lo que llamamos clases virtuales no reemplazan las clases presenciales. Esto se debe a una gran cantidad de razones, de las cuales elegimos subrayar algunas, que nos parecen las más relevantes en este contexto:

-Ni todes les docentes ni todes les estudiantes contamos con los recursos necesarios y adecuados. Una mención aparte merecería el hecho de que se trata de recursos propios, y si bien se trata de una situación de excepción la que nos obliga a utilizarlos, en tiempos de expansión del teletrabajo en el mundo como forma de precarización laboral, no podemos dejar de mencionarlo.

Aunque tengamos una computadora en nuestra casa con conexión a internet, tal vez tenemos que compartirla con otres integrantes del hogar que deben realizar sus propias tareas laborales o de estudio. Tal vez la conexión a internet no es la adecuada, o sólo tenemos un celular, o sólo accedemos a internet a través de los datos. Tal vez tenemos lo necesario pero no el espacio adecuado en la casa para concentrarnos a la hora de trabajar o estudiar.

-No todes contamos con los conocimientos necesarios para enseñar y aprender a la distancia. Para la gran mayoría de nosotres esta situación de virtualidad nos obliga a aprender nuevas habilidades casi de un día para el otro, un aprendizaje que nos lleva tiempo de trabajo y que, por lo tanto, impacta de distinta manera según el cargo que tengamos por nivel y dedicación. Esta situación debe ser abordada en el marco del pluriempleo que caracteriza a nuestra comunidad docente, especialmente a quienes tienen cargos de dedicación simple.

-Nuestro trabajo en el hogar se ve afectado por las tareas domésticas, el cuidado de les niñes (que ahora requiere, además, nuestra atención para que sigan aprendiendo elles también por entornos virtuales), la atención de adultos mayores que pueden estar conviviendo con nosotres o no (tareas que, en general, siguen recayendo en mayor medida sobre las mujeres), o simplemente nuestro estado emocional. El trabajo en el hogar requiere una organización del tiempo a la que no estamos acostumbrados, se dificulta la distinción entre tiempo de trabajo y tiempo de descanso, días laborales y días feriados.

Enseñar implica, entre otras cosas, programar, tener ciertas certezas sobre el futuro de las que hoy carecemos. Estamos aprendiendo a trabajar en el hogar, muchas veces con recursos limitados, estamos aprendiendo a enseñar en entornos virtuales, y todo ello en un contexto donde la vida y la salud están en juego, con los miedos e incertidumbres que ello nos genera.

Si compartimos estas reflexiones, que seguramente muchos y muchas de ustedes ya han hecho, es para promover que cada decisión que adoptemos (tanto a nivel institucional como a nivel individual) hasta que las clases presenciales puedan retornar, sean definidas teniendo en cuenta este contexto de gran anormalidad, respetando, por ejemplo, las dedicaciones horarias. Ahora resulta más o menos evidente para todes (ya no sólo para quienes hace años dictan cursos a distancia), que las seis horas de clase en el aula requieren mucho más tiempo cuando se dictan en entornos virtuales. Por sólo poner un ejemplo, pasamos horas respondiendo consultas de estudiantes sobre el uso de las distintas plataformas y herramientas.

En síntesis, lo que supone este contexto es que aquello que hacemos les docentes (también les estudiantes y nodocentes), lo hacemos en la medida de nuestras posibilidades. Esas posibilidades están determinadas por los múltiples factores que ya mencionamos, que van desde las tareas de cuidado a la limitación de recursos, pasando por las situaciones emocionales de cada uno y cada una, también cambiantes. Es importante tener esto en cuenta y comunicarlo a quienes sea necesario hacerlo (coordinación de materias, dirección de carreras, etc). Entendemos, asimismo, que la prioridad durante este período es mantener el contacto con les estudiantes, por eso resulta razonable que otras tareas como pueden ser la entrega de informes de investigación o nuevos proyectos se prorroguen hasta que podamos retornar a una situación de mayor normalidad.

Aunque la gran mayoría de nosotres, con distintos grados de responsabilidad (autoridades, directores/as de carreras, coordinadores/a de materias, etc), somos conscientes de esto, es importante decirlo y tenerlo en cuenta, incluso para no exigirnos a nosotros mismos metas educativas que no estamos en condiciones de alcanzar, ni nosotros como docentes y tampoco les estudiantes. La preocupación por la evaluación es extendida, y cuanto antes podamos tener alguna decisión o previsión institucional al respecto, podremos enfocar mejor nuestros esfuerzos y los de les estudiantes.

Comprometides con el derecho a la educación, apostamos a atravesar esta coyuntura de la mejor manera posible, tanto para les estudiantes como para les trabajadores docentes.

Ante cualquier cuestión, pueden comunicarse con ADIUNGS por correo electrónico o a través de les delegades.

Comisión Directiva de ADIUNGS